“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16 (Nueva Traducción Viviente)
Jesús arrebató vida eterna para todo aquel que crea en Su nombre. No obstante no todos lo saben o comprenden adecuadamente. Siendo que en la Cruz Él pagó el precio para darle libertad y plenitud a la humanidad. El regalo del libre albedrio que le dio Dios al hombre en todos los casos si no se acepta a Jesús como Salvador, se convertirá en una vida sin sentido. Pues solo en Jesús se encuentra el Camino y trascendencia. Cuando Jesús resucitó Él derrotó a la muerte, pecado y al diablo. Todo ello no fue rival ante Su poder. Y al hacer esto las tinieblas huyen ante el nombre que es sobre todo nombre, Jesús.
No obstante qué tan profundo haya caído una persona en pecado, qué tan arraigadas estén sus cadenas, o qué tan desesperado sea su caso, Jesús ya le salvó. Y esa persona solo tendrá que creer en su corazón que Jesús ya lo hizo, y así será libre. Lo digo de nuevo, el poder de la sangre de Cristo es sin igual. Todo lo que necesita una persona para ser libre y encontrar plenitud es invocar el nombre de Cristo.
“Pues «todo el que invoque el nombre del SEÑOR será salvo.” Romanos 10:13 (Nueva Traducción Viviente).
No se necesita un intermediario de cualquier tipo para obtener la salvación o perdón de pecados. Pues cuando la obra de la Cruz fue completa, en ese momento el velo que separaba al hombre de la presencia de Dios fue rasgado. Para así limpiar nuestras conciencias culpables y tener libre acceso a Él.
“Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu. En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron en dos “ Mateo 27: 50-51 (Nueva Traducción Viviente).
Fue tanto el amor que Dios le tuvo al mundo que estuvo dispuesto a pagar el más alto precio para rescatarles del pecado y darles vida eterna. Todo lo que hay que hacer es creer que Jesús es el Hijo de Dios y resucitó de los muertos para perdonar nuestros pecados.
Hoy te digo esto: Jesús pagó el precio de tu paz. En la Cruz Él hizo eso por ti. Para que andes en perpetua libertad y darte plenitud.
“Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuvieramos en paz, fue azotado para que pudiéramos ser sanados.” Isaías 53:5 (Nueva Traducción Viviente).
Si aún no has aceptado a Jesús como tu Salvador, y anhélelas esa libertad y plenitud de la cual yo hablo, haz conmigo esta oración:
“Dios, perdona mis pecados. Creo que Jesús es tu Hijo y que resucitó de los muertos para darme vida eterna. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa. Creo que pagaste el precio de mi paz, y la recibo. Por favor envía a tu Espíritu Santo para llenarme de tu poder y así hacer tu voluntad. Renuncio a mi antigua vida y acepto mi nuevo comienzo en ti. Oro esto en el nombre de Cristo Jesús, Amén.”
por: Richy Esparza
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