miércoles, 24 de diciembre de 2014

Estrechando lazos de amistad






Juan 13: 34-35 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Para hablar de amistad primero tenemos que hablar de amor, si no tenemos amor no existirá la amistad; la amistad se fortalece y permanece si la cultivamos día a día; podemos tener muchos conocidos o amistades fortuitas, pero la amistad y el amor que debemos sentir en la familia de Cristo deben ser amistades con lazos de amor fuerte, estrechos e íntimos.
En este pasaje, Jesús estaba hablando a sus discípulos, por lo tanto este es un mandato para toda la iglesia, es por eso que hablaremos de la amistad entre la familia de la iglesia; debemos crear lazos estrechos de amistad mediante la comunión unos con otros porque somos el cuerpo de Cristo, y si somos un cuerpo, somos miembros unos con los otros, 1ª Corintios 12:27, unidos por el amor de Jesucristo.
Los lazos de amistad se estrechan y se desarrollan mediante los momentos de coinonia que pasamos juntos, conociéndonos cada día, nuestros gustos, nuestros pensamientos, nuestras necesidades, nuestras fortalezas y nuestras debilidades, mediante los intereses mutuos, pasar tiempo juntos en determinadas actividades, no solo en la Iglesia los días domingos sino cada vez que tenemos oportunidad de juntarnos.
La verdadera amistad es aquella que permanece en todo tiempo, tiempo de aflicción, de alegría, de llanto, etc; es aquella que permanece a través de la distancia; son verdaderos amigos aquellos que nos saben escuchar, que son leales, que están sinceramente interesados por nosotros y en nuestro bienestar; que nos saben decir la verdad aunque esta verdad nos duela pero lo hacen siempre buscando lo mejor para nosotros; que saben guardar nuestros secretos, que cubren nuestras faltas y suplen nuestras necesidades, Proverbios 17:17.
Jesús nos dejó enseñanza con su propia vida, y un gran mandamiento que nos dice “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero aquí en este pasaje nos dice el Señor “que nos amemos unos a otros”; con lo que el señor nos dice, nos afirma y reafirma este gran mandamiento del verdadero amor fraternal entre los hermanos ya que “Jesús estaba hablando a sus discípulos”; este versículos del amor queda ligado en una mutua correspondencia, el amor es recíproco, lo que significa que lo entrego pero también que lo recibo.
El único perfecto ejemplo de amor es el Señor Jesús, que por amor entregó su vida por nosotros, éste es un nivel de amor que nadie podría alcanzar por mas buenas obras que se hagan, Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
El Señor Jesús nos da este mandamiento nuevo para que nosotros andemos en el, este mandamiento lo presenta en intensidad, profundidad y motivación, dándose por ejemplo Él, para que nosotros trabajemos en ello y nos esforcemos en cumplir este mandato.
No solo debemos decir que nos amamos, sino manifestarlo, demostrarlo, que sea un habito en nuestra conducta, accionarlo y obrar conforme a él, Efesios 5:2 “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a si mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”.
El verdadero amor de Cristo arraigado en nuestros corazones, no nos dejará sin frutos, el verdadero amor de Cristo nos lleva a obtener los frutos del Espíritu Santo, Gálatas 5:22-26, y sobre todo, nos lleva al servicio incondicional, sin esperar recompensa alguna por ello.
El amor fraternal entre los hermanos es el emblema de los verdaderos discípulos de Cristo, “En esto conocerán que son mis discípulos”; la iglesia es la familia real de Cristo, Gálatas 6:10, y como familia en Cristo tenemos las mismas desavenencias que en la familia carnal; en que familia no hay discusiones, desacuerdos, incomprensión, opiniones opuestas, etc, Jesucristo también los tuvo con sus discípulos, los reprendía, los exhortaba, los corregía, pero ellos no le abandonaron, como un padre no abandona, ni deja de amar a su hijo por una pelea; es por ello que como hermanos en Cristo debemos amarnos, teniendo paciencia, compasión y misericordia.
Cuantos desacuerdos y falta de comprensión podemos tener en la familia de la iglesia, con los pastores, los lideres, los hermanos, etc; no siempre podemos esperar que todos piensen como nosotros, que hagan lo que nosotros decimos, que actúen como actuaríamos nosotros, Dios nos dio libre albedrío y esa libertad el hombre no la puede cortar, si Dios nos la dio quién es el hombre para cortar esa libertad con la que Cristo nos hizo libres. No importa cuantos sean las dificultades o los problemas que podemos tener en la familia de Cristo, lo mas importante es que no debemos apagar el amor verdadero que hay en nuestro corazón por ellos, 1ª Tesalonicenses 4:9 “Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros”.
Jesús, en su palabra, nos enseña que debemos distinguirnos por el amor que nos sentimos unos a otros para ser ejemplos para el mundo; este es el verdadero amor de Dios en nosotros, un amor sin fronteras, sin distinción ni posición, un amor dadivoso, generoso, en que uno se olvida de sí mismo para pensar e interesarse por los demás; este es el amor verdadero que lo movía a Jesús a tener compasión por las almas, y esto se ve en los verdaderos hijos de Dios, cuando muestran interés por los demás, afecto, amor compasión, una compasión superior a lo corriente; cuando nos encontramos con una necesidad no solo hay que orar por ella, sino cubrir esa necesidad en todo cuento esté a nuestro alcance.
En esto nos conocerá el mundo que somos sus discípulos, que nos amamos unos a otros, y seguramente dirán: Esta es una verdadera hija de Dios, seguro que ha estado con Él, le conoce y a sido transformada por el amor que Dios ha derramado en su corazón.

En esta epoca estrecha lazos de amor con tu vecino, tus familiares aquellas personas que no visitas no llamas, que se a perdido la comunicacion, es tiempo de perdonar y de reconciliacion, invita a tu casa  a una cena navideña una persona que este sola, que este pasando por una dificulta al extranjero a la viuda al huerfano, Dios te recompensara por amar a tu projimo

fuente: de internet autor desconocido



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