Juan 13: 34-35 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos
que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Para hablar de amistad primero tenemos que hablar de amor, si no
tenemos amor no existirá la amistad; la amistad se fortalece y permanece si la
cultivamos día a día; podemos tener muchos conocidos o amistades fortuitas,
pero la amistad y el amor que debemos sentir en la familia de Cristo deben ser
amistades con lazos de amor fuerte, estrechos e íntimos.
En este pasaje, Jesús estaba hablando a sus discípulos, por lo tanto
este es un mandato para toda la iglesia, es por eso que hablaremos de la
amistad entre la familia de la iglesia; debemos crear lazos estrechos de
amistad mediante la comunión unos con otros porque somos el cuerpo de Cristo, y
si somos un cuerpo, somos miembros unos con los otros, 1ª Corintios 12:27,
unidos por el amor de Jesucristo.
Los lazos de amistad se estrechan y se desarrollan mediante los
momentos de coinonia que pasamos juntos, conociéndonos cada día, nuestros
gustos, nuestros pensamientos, nuestras necesidades, nuestras fortalezas y
nuestras debilidades, mediante los intereses mutuos, pasar tiempo juntos en
determinadas actividades, no solo en la Iglesia los días domingos sino cada vez
que tenemos oportunidad de juntarnos.
La verdadera amistad es aquella que permanece en todo tiempo, tiempo de
aflicción, de alegría, de llanto, etc; es aquella que permanece a través de la
distancia; son verdaderos amigos aquellos que nos saben escuchar, que son
leales, que están sinceramente interesados por nosotros y en nuestro bienestar;
que nos saben decir la verdad aunque esta verdad nos duela pero lo hacen
siempre buscando lo mejor para nosotros; que saben guardar nuestros secretos,
que cubren nuestras faltas y suplen nuestras necesidades, Proverbios 17:17.
Jesús nos dejó enseñanza con su propia vida, y un gran mandamiento que
nos dice “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero aquí en este pasaje nos
dice el Señor “que nos amemos unos a otros”; con lo que el señor nos dice, nos
afirma y reafirma este gran mandamiento del verdadero amor fraternal entre los
hermanos ya que “Jesús estaba hablando a sus discípulos”; este versículos del
amor queda ligado en una mutua correspondencia, el amor es recíproco, lo que
significa que lo entrego pero también que lo recibo.
El único perfecto ejemplo de amor es el Señor Jesús, que por amor
entregó su vida por nosotros, éste es un nivel de amor que nadie podría
alcanzar por mas buenas obras que se hagan, Juan 3:16 “Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna”.
El Señor Jesús nos da este mandamiento nuevo para que nosotros andemos
en el, este mandamiento lo presenta en intensidad, profundidad y motivación,
dándose por ejemplo Él, para que nosotros trabajemos en ello y nos esforcemos
en cumplir este mandato.
No solo debemos decir que nos amamos, sino manifestarlo, demostrarlo,
que sea un habito en nuestra conducta, accionarlo y obrar conforme a él,
Efesios 5:2 “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a si
mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”.
El verdadero amor de Cristo arraigado en nuestros corazones, no nos
dejará sin frutos, el verdadero amor de Cristo nos lleva a obtener los frutos
del Espíritu Santo, Gálatas 5:22-26, y sobre todo, nos lleva al servicio
incondicional, sin esperar recompensa alguna por ello.
El amor fraternal entre los hermanos es el emblema de los verdaderos
discípulos de Cristo, “En esto conocerán que son mis discípulos”; la iglesia es
la familia real de Cristo, Gálatas 6:10, y como familia en Cristo tenemos las mismas
desavenencias que en la familia carnal; en que familia no hay discusiones,
desacuerdos, incomprensión, opiniones opuestas, etc, Jesucristo también los
tuvo con sus discípulos, los reprendía, los exhortaba, los corregía, pero ellos
no le abandonaron, como un padre no abandona, ni deja de amar a su hijo por una
pelea; es por ello que como hermanos en Cristo debemos amarnos, teniendo
paciencia, compasión y misericordia.
Cuantos desacuerdos y falta de comprensión podemos tener en la familia
de la iglesia, con los pastores, los lideres, los hermanos, etc; no siempre
podemos esperar que todos piensen como nosotros, que hagan lo que nosotros
decimos, que actúen como actuaríamos nosotros, Dios nos dio libre albedrío y
esa libertad el hombre no la puede cortar, si Dios nos la dio quién es el
hombre para cortar esa libertad con la que Cristo nos hizo libres. No importa
cuantos sean las dificultades o los problemas que podemos tener en la familia
de Cristo, lo mas importante es que no debemos apagar el amor verdadero que hay
en nuestro corazón por ellos, 1ª Tesalonicenses 4:9 “Pero acerca del amor
fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis
aprendido de Dios que os améis unos a otros”.
Jesús, en su palabra, nos enseña que debemos distinguirnos por el amor
que nos sentimos unos a otros para ser ejemplos para el mundo; este es el
verdadero amor de Dios en nosotros, un amor sin fronteras, sin distinción ni
posición, un amor dadivoso, generoso, en que uno se olvida de sí mismo para pensar
e interesarse por los demás; este es el amor verdadero que lo movía a Jesús a
tener compasión por las almas, y esto se ve en los verdaderos hijos de Dios,
cuando muestran interés por los demás, afecto, amor compasión, una compasión
superior a lo corriente; cuando nos encontramos con una necesidad no solo hay
que orar por ella, sino cubrir esa necesidad en todo cuento esté a nuestro
alcance.
En esto nos conocerá el mundo que somos sus discípulos, que nos amamos
unos a otros, y seguramente dirán: Esta es una verdadera hija de Dios, seguro
que ha estado con Él, le conoce y a sido transformada por el amor que Dios ha
derramado en su corazón.
En esta epoca estrecha lazos de amor con tu vecino, tus familiares aquellas personas que no visitas no llamas, que se a perdido la comunicacion, es tiempo de perdonar y de reconciliacion, invita a tu casa a una cena navideña una persona que este sola, que este pasando por una dificulta al extranjero a la viuda al huerfano, Dios te recompensara por amar a tu projimo
En esta epoca estrecha lazos de amor con tu vecino, tus familiares aquellas personas que no visitas no llamas, que se a perdido la comunicacion, es tiempo de perdonar y de reconciliacion, invita a tu casa a una cena navideña una persona que este sola, que este pasando por una dificulta al extranjero a la viuda al huerfano, Dios te recompensara por amar a tu projimo
fuente: de internet autor desconocido
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