En la escritura tenemos una historia acerca de una mujer que estaba enferma, y la describe como encorvada y prácticamente sin remedio alguno.
La historia de hoy comienza muy simple: Jesús está enseñando en una de las sinagogas en el Sabbath (el Sábado). Algo que hemos aprendido a lo largo del tiempo es que los buenos maestros nunca pierden una oportunidad para enseñar. La segunda cosa más importante acerca del la enseñanza, es que lo que enseñamos nosotros los cristianos, tiene la habilidad de cambiar vidas así como Jesús la cambio en nosotros.
Leemos en Lucas 13:10-13 “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”.
Pero sabemos que los sacerdotes, solamente estaban al acecho de Jesús, querían encontrarlo en algo que para ellos fuera una falta, y leemos mas adelante v.14 “Pero el principal de la sinagoga, enojado por que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: seis días hay en que se debe trabajar; en estos pues venid y sed sanados, y no en día de reposo”.
¿Por qué sanar se consideraba trabajo?. La sanidad los líderes religiosos lo veían como parte de la profesión de un médico y estaba prohibido practicar la medicina en el día de reposo. El principal de la sinagoga no vio más allá de la Ley, no vio la compasión de Jesús para sanar a esta mujer encorvada, la necesidad de ella de poder sentirse bien, pero Jesús lo avergonzó junto con los demás líderes al señalar su hipocresía. Podían desatar su ganado y cuidar de él, pero no querían regocijarse cuando se liberaba una vida del poder de Satanás (Lucas 13:15,16).
¡Imagínese la aflicción de la mujer a la que Satanás ató por dieciocho años! Sin embargo, ella fielmente asistía a la sinagoga y adoraba a Dios; como Abraham, tenía fe para creer que Dios podía hacer lo imposible: Romanos 4.19–20 “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara… plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.
Abraham nunca dudó de que Dios cumpliría su promesa. Su vida estuvo marcada con errores, pecados y fallas así como con sabiduría y bondad, pero siempre confió en Dios. Su vida es un ejemplo de fe en acción. Si hubiera puesto los ojos en sus recursos para someter Canaán y fundar una nación, hubiera caído en la desesperación. Pero puso sus ojos en Dios, le obedeció y esperó a que Él cumpliera su palabra.
Cuando creemos, ocurre un cambio. Damos a Cristo nuestros pecados y Él nos da justicia y perdón No hay nada que podamos hacer para ganarlo. Solo a través de Cristo recibimos la justicia de Dios. (véase 2 Corintios 5:21).
Usualmente las vidas necesitadas iban donde Jesús pidiendo ayuda, para tocarlo, para pedirle por algún familiar o criado. En esta ocasión, Jesús entra a la sinagoga, el lugar de reunión para la adoración. Allí se leía la Palabra de Dios, se oraba, se escuchaba a los mejores exponentes, a los más sabios. Allí todos los días se reunían los fariseos a discutir y analizar la Palabra de Dios y a implantar más leyes rigurosas que obedecer.
Y un día, allí también en medio de todo eso, se encontraba esta mujer a la que la escritura e refiere como ENCORVADA y desde hacia 18 años. Aquella mujer que se esforzaba en ir a la sinagoga, yo quiero pensar que la conocían y a la misma vez la ignoraban. Entraba y salía cada día del lugar de adoración como entró, sintiéndose enferma y sin solución alguna aparentemente ENCORVADA! Los fariseos estaban más interesados en sus discusiones teológicas que en la necesidad, el dolor y el espíritu de enfermedad que dominaba a esta mujer desde hacia dieciocho años.
¿Ocurrirá lo mismo en nuestras iglesias hoy día? Mientras discutimos teología, estilos de adoración, métodos y tradiciones, los ENCORVADOS ENTRAN Y SALEN POR AÑOS Y NADIE LOS LIBERA!!!!, si es que acaso nos damos cuenta. Los fariseos no tenían poder y autoridad porque también estaban encorvados aunque no se dieran cuenta, estaban encorvados espiritualmente, dominados por un espíritu de religiosidad, de legalismo, de orgullo, de justicia propia, de obras muertas.
¿Cómo pretendemos que un atado pueda liberar a otro? ó ¿Cómo un ciego puede dirigir a otro ciego? Las sinagogas se llenaban cada sábado, como se llenan las iglesias los domingos hoy día, se escuchaba un sermón elocuente o una enseñanza poderosa pero SIN GLORIA DE DIOS, SIN MILAGROS, SIN LIBERACIÓN, SIN DENUNCIA CONTRA EL DIABLO Y SUS OPRESIONES, SIN DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL. Podemos hacer lo mismo hoy, venir fielmente y religiosamente, cantar y adorar pero ocultando el pecado, las ataduras y aún demonios en medio de nuestra reunión.
Muchas veces se cree que venir a la iglesia es meramente para escuchar cosas bonitas que nos ayuden a vivir ricamente, donde solamente es apapacho y cariñitos, pero no, y gracias a Dios por ello, ya que es importantísimo saber las artimañas de Satanás y gritarle al mundo que tenemos mejores opciones que seguir atados a ese ser que lo único que quiere es nuestra perdición y destrucción.
La Presencia de Dios en la iglesia no cubre el pecado. Un aumento en la adoración no impide el juicio de Dios cuando hay corrupción. Podemos aumentar el volumen de nuestra música, predicar más alto y gritar más tiempo, pero si estamos escondiendo pecado, la gloria de Dios no va a descansar en ese lugar.
¿Usted cree que Satanás se impresiona con iglesias repletas sin santidad? En ninguna manera. Esa es una de sus mejores estrategias: los mantengo en los templos, cuando verdaderamente están en mis manos, dejarlos que sigan creyendo lo buenos y santos que son mientras mantienen en secreto el pecado y mundanalidad en ellos. Así ha mantenido en sus manos a muchos a lo largo de la historia.
La más importante lección que sacamos de esta historia es sobre el Amor al Prójimo, la demostración de compasión, el uso de discernimiento... y la fe de que Jesús puede sanarnos...El darle gracias a Dios y Alabarle por enviarnos a Jesús y perdonarnos.
Uno se encorva cuando a nuestras espaldas colocan un gran peso. El peso que cargaba aquella mujer era atroz, ni familiares, ni amigos, ni religiosos la habían podido enderezar y leemos en Lucas 13:11 "y de ninguna manera se podía enderezar".
Seguramente habían intentado algunas maneras pero se habían dado por vencidos: "Esta mujer está demasiado torcida, es imposible arreglarla" Ese es otro de los poderosos engaños de Satanás:
O bien dejamos que los recuerdos de aquella herida emocional nos dominen y comience un sentimiento de venganza, de amargura por que no podemos o no queremos dejarlo; por que no hemos dejado nuestras cargas a Dios mismo. Mientras está encorvado se le hace difícil mirar hacia arriba, tiene que hacer mil maniobras para intentarlo y al final desiste y sigue mirando hacia abajo, sigue en su círculo vicioso.
Jesús no esperó ha terminar su enseñanza ese día sino que paso de su enseñanza teórica, a una enseñanza práctica; no espero hasta el siguiente día. La necesidad se presentó, y Él inmediatamente actuó.
¿Qué es más fácil? ¿Ignorar lo que puede hacer hoy ó preocuparse por el mañana? En su lugar Jesús nos enseña: Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Vemos el ejemplo de la mujer de la que hemos estado hablando de Lucas 13, que a pesar de su situación física, asistía al templo, no sabemos si era su costumbre o simplemente por que estaba Jesús, pero sabemos que ahí estaba.
Hemos escuchado lo que implica la búsqueda del Reino de Dios, que implica el ayudar, en saturar nuestros pensamientos con sus deseos, tomar su carácter como modelo y servirle y obedecerle en todo.
¿Qué es lo más importante para usted? Habrá personas, objetos, metas y otros deseos que compitan en cuanto a prioridad. Cualquiera de estos puede sacar a Dios del primer lugar si usted no decide enfáticamente darle el primer lugar en todos los aspectos de su vida.
Fue el simple acto de tocar, combinado con la fe de alguien, lo que causo que este milagro de sanidad. Si ignoramos estos simples hechos, perdemos el propósito de lo que Jesús esta tratando de enseñarnos.
Milagros como este no terminaron junto con la figura humana de Jesús aquí en la tierra. Milagros como estos no dejaron de suceder, una vez que los evangelios fueron escritos y dieron forma a la Biblia, actualmente siguen sucediendo, solamente necesitamos estar presentes... despiertos... y alertas!.
Necesitamos creer. Tenemos que dejar de aplazar queriendo dejar las cosas para mañana. Jesús, al argumentar el por qué de su acción, llama a la mujer encorvada "hija de Abraham" (sabía que esta es la única mujer en toda la Biblia que es llamada hija de Abraham?).
¿Qué significaban las palabras de Jesús para los allí presentes? El está confrontando con su discriminación y desvaloración para con la mujer, y a la vez los confronta con su responsabilidad. Ella de ninguna manera se podía enderezar sola, y Jesús toma la iniciativa.
Ella está frente a Jesús, sana. A través de este encuentro Dios está estableciendo una nueva forma de relacionarnos el hombre y la mujer, una manera distinta de vernos y tratarnos realmente como hermanos y hermanas.
A su alrededor los que decían conocer a Dios y servirle, los orgullosos observadores de la Ley de Moisés, los que se jactaban de ser linaje de Abraham y recipientes de todas las promesas de Dios permitían que "una hermana en la fe" (Jesús se refirió a ella como "hija de Abraham") viviera en tal opresión.
No lo pudo tolerar. Sabía lo que significaba aquello. Otra discusión por las leyes intolerantes que habían creado en cuanto al sábado. Pero no importaba. Aquella mujer tenía que ser desatada. Jesús la llamó. Hubo silencio en medio de la sinagoga. ¿Qué hacía este hombre llamando a esa mujer?.
“Y le dijo: Mujer, sé libre de tu enfermedad", literalmente: "has sido soltada de tu enfermedad", "la enfermedad te ha soltado". Además de declarar la palabra de liberación sobre ella, puso sus manos sobre ella.
Conclusión:
No deben haber ENCORVADOS en su casa, los ENCORVADOS tienen que ser enderezados. Están encorvados por situaciones que se salen de su control: enfermedades, heridas del pasado. Otros están encorvados por sus propias malas decisiones. Otros están encorvados por pecados habituales y ocultos sin confesar. Otros están encorvados por coquetear con lo oculto. Los encorvados no pueden producir ni mostrar fruto porque lo encorvado se lo imposibilita. Es necesario enderezarlos primero. ¿Estás como aquella mujer: Encorvada y sin remedio? Jesús está entrando, ya te vio y está listo a decirte: "Mujer, Hombre, enderézate. Es tiempo de andar erguido, levanta la cabeza, levanta los ojos del piso. NO NACISTE PARA ANDAR ENCORVADO. NACISTE PARA ANDAR DERECHO Y GLORIFICAR MI NOMBRE, ENDERÉZATE.
AMEN
Pastor: Rosamaría Segura
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