“y: Piedra
de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes; a lo cual fueron también destinados”. (1 Pedro 2:8)
Alguien
dijo alguna vez: “el matrimonio es como una ciudad sitiada; los que están
afuera están tratando de entrar y los que están adentro están tratando de
salir”. Tristemente un creciente número de personas llegan a la conclusión de
que el matrimonio no vale la pena. Son tantas las cosas que atentan contra el
mismo que muchas prefieren ni intentarlo.
En el
pináculo de la degeneración matrimonial está el declive de la vida espiritual;
personas sin temor de Dios, ausente de convicciones firmes, y una débil
consciencia moral. Sumado a esto, el pueblo cristiano que ha de ser luz, ha
adoptado las modalidades del mundo, se ha acomodado a sus estándares y corre en
su mismo desenfreno.
Como
mujeres cristianas hemos sido llamadas a marcar la diferencia. Una cristiana de
carácter y convicciones firmes, actúa consistentemente en base a principios
bíblicos, pero la inmadura adopta los estándares mundanos, no dejando una línea
claramente visible que la distinga como creyente. Esta mujer piensa, se rige y
vive conforme a los deseos de la carne, pero reclama las bendiciones de Dios;
una total contradicción.
La mujer
cristiana vive sumergida en dolor, desesperación y miseria, en la generalidad
de los casos, a causa de sus propias malas decisiones al objetar e ignorar la
autoridad bíblica sobre su vida. Todos los problemas de Eva empezaron cuando
esta desechó el consejo de Dios por la gratificación instantánea, las palabras
y oferta atractiva de Satanás, y más de 2000 años después seguimos tropezando
con la misma piedra; aun no hemos aprendido la lección pues seguimos cometiendo
el mismo error de Eva.
Muchos son
los libros que el mundo ha escrito desde: "Los Hombres son de Marte y las
Mujeres son de Venus” hasta la recién “50 Sombras de Grey”. Aunque ninguno de
los dos pretende ser un tratado o manifiesto del matrimonio, con todo, tratan
sobre la relación del hombre y la mujer, y especialmente Grey lo ha situado en
el grado más bajo de la inmundicia.
Seamos Mujeres de la Palabra. Saturémonos de ella y permitamos que transforme nuestro ser. Ella fortalecerá nuestro carácter y junto a la acción del Espíritu Santo nos dará el poder para tomar decisiones correctas que glorifiquen a Dios y traigan paz y bendición a nuestras vidas. ¡Está bueno ya de seguir tropezando con la misma piedra!
Oración: Padre, ayuda a mis hermanas a tomar responsabilidad de su vida, y el evangelio seriamente. Ayuda a quienes se proponen hacer reparos, y permite que las que aun no se hayan casado se conserven puras y formen un hogar bajo las directrices de tu Palabra. Que podamos devolverle al matrimonio su santidad, honor y belleza. Por Jesús, amen.
Alabanza:
Sumérgeme, JARomero - https://www.youtube.com/watch?v=qOa5KUqwtGY
por: Violeta
Guerra para Maestras del Bien
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