Has experimentado alguna vez: ¿Temor al dolor? ¿Temor a sufrir? ¡Yo también!, y más de lo que quisiera admitir. Ahora, ¿Recuerdas alguna porción de las Escrituras que te prometa sufrimiento? Podrías sorprenderte y pensar: "no creo que Dios desee que Su hija sufra, si Él en la cruz me ha librado de eso".
La realidad es ésta, el Apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo dijo: que por causa de Cristo, no sólo tenemos el PRIVILEGIO de creer en Él, sino también de SUFRIR POR ÉL (Filipenses 1:29). Y si aún nos quedan dudas, podemos ver en la Escrituras que nuestro Señor Jesús, antes de ser crucificado les comunicó a Sus discípulos que habrían de SUFRIR (Juan 16:33).Meditando en este último versículo, y considerando lo importante del contenido de un mensaje de alguien antes de morir, y más aún que provenga del ÚNICO ser Perfecto y Justo, es necesario interiorizar esta verdad, vamos a sufrir mientras estemos en este mundo. Y es ahí donde necesitamos un corazón adiestrado por la Palabra de Dios, una mente renovada por esa misma Palabra, para que cuando nos sintamos tentadas a "huir del sufrimiento y del dolor" e intentemos crear una estrategia humana para no experimentarlo, enseñemos a nuestra alma a esperar en Dios.
Aunque nos encontremos en medio de pruebas y sufrimientos, que por momentos originen en nuestros corazones apretones y temores, descansamos en la promesa de que lo que sufrimos en esta vida es pasajero, que esto, lo que logra es producir en nosotras un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, además de llevarnos a la meta, la conformidad con Cristo. Y que por la FE que tenemos en Dios y por Su poder, nuestro interior se renueva día a día. (2 Corintios 4:16-17).
Todo sufrimiento ayuda para nuestro bien, y al recibir la gracia de Dios que nos fortalece y nos llena de GOZO, también podremos darle gracias para gloria de Su Santo Nombre.1 Pedro 1:6-7(DHH) dice: que por esta razón (por la FE en Dios) estamos llenas de alegría, aun cuando sea necesario que durante un poco de tiempo pasemos por muchas pruebas. Porque nuestra fe es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de nosotras, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca.
Me agrada esta hermosa promesa: "La fe que resiste la prueba no podrá ser destruida y será de agrado para nuestro Señor Jesucristo cuando vuelva por Su iglesia", por eso doy gracias a Dios, por el gozo que me dan Sus Palabras y pido ayuda a Su Santo Espíritu, para que antes de huir del sufrimiento, enfrente con gozo toda situación, porque en este mundo tendré que sufrir, pero Jesucristo mismo me da el valor para enfrentar toda situación, porque Él ha vencido al mundo.
Las pruebas revelan lo que realmente hay en nuestro corazón, éstas nos ayudan a conocer de qué realmente estamos llenas y qué ocupa nuestro corazón ¿lo eterno o lo temporal? Alguna vez leí que a menudo nuestro mayor sufrimiento proviene de nuestro interior, cuando batallamos para tener control sobre un corazón que debe morir a su propia voluntad y entregarse al señorío de Cristo.
Aunque suene difícil de decir y sobretodo vivir, demos gracias a Dios por nuestras pruebas y pidamos al Espíritu Santo que el fruto del gozo permanezca en nuestros corazones siempre, ese gozo que supera todo entendimiento.
¿Le darías gracias a Dios por las pruebas en tu vida?
fuente: Ministerio Aviva Nuestros Corazones
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