Un día Dios prometió a Abram un hijo, pues él ya era de edad avanzada y aún no había tenido un descendiente que era su mayor anhelo. (Génesis 15)
Pero como Sarai la mujer de Abram era ya mayor, se desesperó y le dijo a su esposo: “Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y Abram atendió al ruego de Sarai” (Génesis 16:2 RVR 1960).
Nació Ismael, el primer hijo de Abram, pero esto trajo problemas, rencillas y envidias cuando se cumplió la promesa de Dios y nació su hijo Isaac. El ambiente en la casa del patriarca se volvió más tenso, ya que ambas mujeres defendían a sus hijos y para Abram esta situación se convirtió en un dolor de cabeza.
Por todos los problemas que tenían, Abram, por órdenes de Dios y con todo el dolor de su corazón, tuvo que despedir a su hijo Ismael y a su madre para que fueran a vivir a otro lugar.
Por supuesto que Dios no se olvidó de Ismael, lo bendijo y de él nació una nación. Sin embargo, y lamentablemente, la nación de Isaac y la de Ismael desde ese entonces hasta nuestros tiempos siguen en guerra.
El producto de una mala decisión de parte de Sarai y Abram trajo serias consecuencias que hasta ahora inocentes están pagando. Si Sarai no hubiese desesperado y, por el contrario, hubiera esperado el tiempo de Dios, las cosas serían diferentes.
En nuestros tiempos existen muchas Saras que se desesperan porque Dios no responde en el momento que ellas quieren y buscan formas de cómo ayudar a Dios a que se cumpla la petición que le han hecho.
Algunos, cuando están enfermos y Dios no los sana en ese momento, buscan a brujos que los sanen, pero al acudir a estos métodos están hundiéndose más en su enfermedad. Otros, cuando no pueden mejorar en su economía se van por el mal camino y se alejan de Dios.
Tal vez esos ejemplos no son tu caso, pero puede ser que de otra forma estés tratando de darle un empujoncito a Dios. Él no necesita que lo ayudemos pues es Poderoso y obra en el momento exacto.
Si tú piensas que Dios te ha abandonado no es así, Él está esperando a que tú le creas y sigas esperando su tiempo. Si estás pasando por pruebas o enfermedad no te desanimes ni te desesperes, busca a Dios y confía en sus promesas, que en el momento exacto Él te ayudará.
“Dios no llega antes ni después, llega justo a tiempo” (Anónimo)
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”. Deuteronomio 31:6(RVR1960)
por CVCLAVOZ.
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