sábado, 28 de octubre de 2017

El Don de Ser Mujer




Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado.
Proverbios 31:17-20

A veces es difícil para las mujeres definir su “trabajo” porque están en un estado de ocupación constante. Como reza el proverbio, son enérgicas, fuertes y trabajan duro. Sin importar si tienen o no un empleo fuera de tu casa, eres una mujer ocupada que trabaja constantemente por el bien de quienes la rodean.

Si, como la mujer de proverbios, estás sosteniendo tu huso, te aplaudimos. Si no, sin duda tienes infinidad de tareas mientras que haces las compras tratando de balancear las ofertas con una dieta nutritiva, juntando las medias tiradas en el piso de la casa y poniendo ropa a lavar, ordenando detrás de todos los que parecen perder las medias en el piso o los trastos en el fregadero.

Tu trabajo parece que no tiene valor para los demás. Alguien, en algún lugar, te busca para que lo ayudes, alientes o muestres tu bondad. Pareciera que cuando Dios define nuestro trabajo, mira más allá de lo que hacemos para generar ingresos, mira los dones que hacemos llegar a otros a través de la gracia que compartimos por nuestra fe.

Él trabaja a través de tus manos, de tu inteligencia, de tu corazón y de tu deseo de dar. Como mujer de gran valor, tu trabajo es un regalo para todos los que te rodean.


Un pensamiento valioso
Trabaja con todas tus fuerzas, pero nunca confíes en tu trabajo. Ora con todas tus fuerzas para obtener la bendición de Dios, pero al mismo tiempo trabaja con toda diligencia, toda paciencia y toda perseverancia.
George Müller

Oración a Dios
Señor, bendice el trabajo de mis manos, para que pueda hacer buenas obras para ti. Bendice el trabajo de mi corazón, para que otros puedan desear conocerte más. Amén.


Autora: Karen Moore


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