El Don de Ser Mujer
Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Se
complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la
noche. Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Tiende la
mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado.
Proverbios 31:17-20
A veces es difícil para las mujeres definir su “trabajo” porque están en un
estado de ocupación constante. Como reza el proverbio, son enérgicas,
fuertes y trabajan duro. Sin importar si tienen o no un empleo fuera de tu
casa, eres una mujer ocupada que trabaja constantemente por el bien de quienes
la rodean.
Si, como la mujer de proverbios, estás sosteniendo tu huso, te aplaudimos. Si
no, sin duda tienes infinidad de tareas mientras que haces las compras tratando
de balancear las ofertas con una dieta nutritiva, juntando las medias tiradas
en el piso de la casa y poniendo ropa a lavar, ordenando detrás de todos los
que parecen perder las medias en el piso o los trastos en el fregadero.
Tu trabajo parece que no tiene valor para los demás. Alguien, en algún
lugar, te busca para que lo ayudes, alientes o muestres tu bondad. Pareciera
que cuando Dios define nuestro trabajo, mira más allá de lo que hacemos para
generar ingresos, mira los dones que hacemos llegar a otros a través de la
gracia que compartimos por nuestra fe.
Él trabaja a través de tus manos, de tu inteligencia, de tu
corazón y de tu deseo de dar. Como mujer de gran valor, tu trabajo es un regalo
para todos los que te rodean.
Un pensamiento valioso
Trabaja con todas tus fuerzas, pero nunca confíes en tu trabajo. Ora con todas
tus fuerzas para obtener la bendición de Dios, pero al mismo tiempo trabaja con
toda diligencia, toda paciencia y toda perseverancia.
George Müller
Oración a Dios
Señor, bendice el trabajo de mis manos, para que pueda hacer buenas obras para
ti. Bendice el trabajo de mi corazón, para que otros puedan desear conocerte
más. Amén.
Autora: Karen Moore
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